El mxdo
  La mansión embrujada
 
**La mansión embrujada**

María José Riquelme Katherine Zambrano
07-09-2010

Al capitán Mujica de la Marina Real Española, le fue encomendada la tarea de proteger la Virgen del Carmen, regalo del reinado español a la nueva Iglesia Mexicana. El oficial juró a los Reyes, con su espada, que llevaría con orgullo tal labor. Al encallar en México, las altas eminencias eclesiásticas, felices por la llegada de su venerada, rindieron un gran banquete de celebración en honor al guarda de la Virgen. A la fiesta asistieron las mujeres más hermosas de la región y se dice que entre ellas había una tal vizcondesa Saibfotkin. Saibfotkin estaba comprometida con un coronel mexicano de apellido Iturbide, que, por esos años, se hallaba de campaña por las selvas mexicanas, pero corría el rumor de que había extraviado rumbo y los meses sin noticias predispusieron la actitud y el itinerario de la inmutable vizcondesa. El capitán Mujica, hombre de amores pasajeros y muchas mujeres, cayó embelesado por la enigmática silueta de la realeza: se cuenta que Saibfotkin jugó con las expectativas de Mujica, como lo habría hecho con las del desaparecido coronel. Según los comentarios de la época cuando Saibfotkin aceptó el cortejo del capitán Mujica, desapareció sin dejar rastro, sumiendo al mismo en la más plena de las angustias. Se dice que su labor por esos tiempos fue paupérrima y se le quitó el honor del cuidado de la Virgen, con lo que emigró hacia el sur instalándose en Colombia.
 
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