Para algunos niños hablar más de un idioma es natural. En Bélgica, por ejemplo, se habla francés, flamenco y alemán, mientras que en India se enseña inglés, hindi y alguno de los 20 dialectos oficiales. Pero para el resto del mundo la realidad es distinta.
Varias investigaciones recientes aseguran que adquirir un segundo idioma ante de cumplir los 5 años no sólo facilita su aprendizaje, sino que también mejora el rendimiento del cerebro. La recopilación de estos estudios aparece hoy en la revista Science.
Jared Diamond, de la Universidad de California de Los Angeles, asegura que al contrario de lo que se creía, enseñar a los niños pequeños más de un idioma no los confunde, sino que "les da ventajas que pueden servirles para toda la vida".
Doble trabajo
Cuando se aprende un idioma se utiliza una parte del cerebro que no sólo reconoce las palabras, sino que también sus sonidos, los olores asociados con ellas y sus imágenes. "Para poder concentrarnos en algo tenemos que bloquear el 99% de esos estímulos y concentrarnos en el 1% restante, el relacionado con el objeto", explica en el artículo el especialista. "Ese proceso de selección reside en la corteza prefrontal y se desarrolla antes de los 5 años de vida".
Este trabajo involucra habilidades administrativas que son más fáciles para quienes son bilingües. "La gente que habla un idioma recurre sólo a un 'compartimiento' de información para entender lo que ve, en cambio los bilingües necesitan buscar en dos zonas distintas, cada una correspondiente a un idioma", dice Diamond. Ello hace a los cerebros bilingües más hábiles para tomar decisiones, para adaptarse a nuevas reglas y para aprender cosas nuevas.
Lorena Pizarro, neuróloga infantil de la Clínica Las Condes, explica que cualquier estímulo durante la etapa de mayor plasticidad neuronal del cerebro hace que éste se modifique "creando redes neuronales de mejor calidad". Esa etapa de oro se vive antes de los 5 años.
Al aprender distintos idiomas "se utilizan distintas vías neuronales, lo mismo pasa al aprender a tocar un instrumento o al leer partituras de música", explica la especialista. "Cada idioma se internaliza de forma distinta. Además de tener sonidos diferenciados entre ellos, hay algunos, como el japonés donde un mismo sonido tiene más de un significado", dice.
Más entrenamiento para la cabeza.
Cada recarga de trabajo produce nuevas conexiones en el cerebro, las mismas "a las que se podrá echar mano en el futuro para otras cosas", asegura Lorena Pizarro.
Jared Diamond cuenta que las guaguas "aprenden a discriminar los sonidos de los distintos lenguajes. Si un niño escucha solamente japonés pierde la capacidad de distinguir las consonantes 'l' y 'r', utilizadas en el inglés".
Lorena Pizarro opina que siempre es beneficioso estimular el cerebro de los niños, pero que no basta con enseñarles unas pocas palabras en otro idioma. "El aprendizaje debe ser sistemático para que permanezca en el tiempo", finaliza.
Retarda la aparición del Alzheimer
Cuando se habla más de un idioma, el cerebro trabaja constantemente el doble. Por esa actividad duplicada, la cabeza está por más tiempo en forma y podría aplazar la aparición de los primeros signos del Alzheimer, asegura un estudio canadiense.