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  Encapuchados lanzan molotov en Plaza Perú
 
Encapuchados lanzan molotov en Plaza Perú

Por: Fernando Ordenes y  Luis Gutierrez
05/10/10 

 
En tragedia pudo terminar la protesta que durante el mediodía de ayer protagonizaron alrededor de 15 encapuchados, quienes encendieron neumáticos en avenida Chacabuco, frente a la Universidad de Concepción. "12 de octubre nada que celebrar. Son más de 500 años de miseria y explotación", rezaba uno de los rayados realizados por los manifestantes, quienes también sacaron unas bombas molotov. Ahí fue donde la cosa pasó de negro a negro oscuro. Ante el estupor general, los cabros atravesaron la Plaza Perú con las bombas en la mano y las arrojaron cuando estuvieron cerca de los carros policiales. Pero en vez de dar en el blanco, las botellas con combustible reventaron a metros de los restoranes que funcionan en el sector y que a esa hora estaban llenos de gente que quería almorzar. Se prendió: Pero lo peor de todo fue que en medio de la trifulca, un gásfiter que iba saliendo de la pega, pasó por el lugar montado en su bicicleta. La mala suerte quiso que una de las molotov cayera justo bajo sus pies. Horrorizado, el obrero vio cuando sus ropas comenzaron a incendiarse. En ese instante, el hombre pensó que moriría quemado en el mismo lugar. "Llegué a la esquina, cuando de repente vi. a un joven que venía corriendo con una bomba. Venía como agitándola... Él la tiró, pero no cayó cerca mío. Después apareció otro por detrás del quiosco y arrojó la otra bomba. Me llegó justo en la rueda trasera y empecé a prenderme. La llamarada me pasó por la cara hacia arriba, me quemó el pantalón y los calcetines. No sé cómo no me pasó nada, esta vez me salvé gracias a Dios, pero otra vez creo que podría ser distinto el panorama", recordó un achacado Cristián Melgarejo, quien jamás había visto una protesta y ya no quiere ver otra, nunca más en su vida. Menos mal que un buen samaritano atinó a ayudar al gásfiter, justo cuando estaba empezando a quemarse. "Yo opté en forma rápida, de sacar dos bebidas y se las empecé a tirar en los pantalones. Para poder apagar el fuego. Fue tanto el susto que debía tener, que apenas le apagué el fuego, el hombre corrió como desesperado", afirmó el Carlos Isla, quien salvó al desafortunado ciclista. Apenas llegó un contingente mayor de Fuerzas Especiales, los encapuchados corrieron y se disolvieron. Se informó que no hubo detenidos en la refriega, aunque el tránsito permaneció interrumpido por algunos minutos, hasta que el guanaco apagó los neumáticos que tiraban humo negro.
 
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